La alimentación va más allá de la nutrición, de lo biológico, del crecimiento del cuerpo del bebe, está unido al nacimiento de las relaciones del sujeto con el otro.
Él bebe no sobrevive más de unas horas, el hecho de comer depende de este otro. Es un hecho primordial para la supervivencia, depende de cómo este otro se dirija a él. Es un hecho fundador.
Las estructuras clínicas se definen por el modo en que ese sujeto especifica su lugar en relación al otro, ejemplo: las histéricas buscan un eje identificatorio y se diferencian de las veras y de los trastornos bulímicos.
Una madre alimenta a su hijo porque ese hijo representa el órgano de goce de la que la madre carece.
La madre pone empeño en la crianza del hijo, el niño es algo que ella anhela y de la cual carece, la madre le da el pecho pero también le habla.
Además es importante el contacto corporal con su bebe, que lo abrace, que lo alce, que lo bese. También es importante que lo escuche y pueda decodificar las señales del bebe.
En este interjuego madre-hijo se ponen en juego todo lo pulsional. Por ejemplo, la vista, el oído, el olfato, el contacto y el lenguaje.
Cuantas más pulsiones entran en juego, mas vitalidad va a tener ese bebe.
Si la mama, no tiene empatía con el niño probablemente haya más pulsión destructiva. Por eso es importante priorizar este vínculo y ayudar a las mamas a poder conectarse mejor con su bebe.
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